Primer Wizink Center e histórico

Bienvenidos al fin de gira 2024, bienvenidos al sueño y la ilusión de cuatro chicos, esto es Arde Bogotá. Esperamos que esta noche haya sido una fiesta para todos, y así lo fue. Los mismos cuatro jóvenes que comenzaron su camino en Cartagena (Murcia) lograron hacer temblar el mismo Palacio de los Deportes que, en su momento, seguramente pisaron para ver a otros grandes artistas.

Eléctrico. Esa es la palabra que mejor describe lo vivido el 13 de diciembre de 2024, su primer concierto en el WiZink Center. Estuve allí, y no cabe duda de que la energía y la electricidad que desprendían desde el primer hasta el último acorde eran palpables. Cada rincón del recinto ardió con su presencia.

La banda, que lleva siete años de carrera, sigue tan sólida y unida como en su primer día. Esto se debe a la afinidad y la amistad genuina entre ellos, algo que es bastante raro en el mundo de la música. En muchos casos, los grupos sufren cambios de integrantes que, aunque a veces los mejoran, también los transforman. Pero estos chicos están en su momento, en el pico de su carrera, y su potencial es infinito. El límite lo ponen ellos mismos; pueden llegar donde deseen.

Como dice uno de sus éxitos, “Millennial”: «Se ha muerto el Rock ya, o me lo tengo que cargar, se ha pasado la moda del Trap, o me tengo que apuntar.» Y, aunque parezca una exageración, parece que algo de verdad hay en estas palabras, al menos en España. Este mismo mes, el WiZink Center ha sido testigo de dos fenómenos musicales muy distintos: por un lado, Arde Bogotá, que agotó las entradas en cuestión de horas; por otro, Jay Wheeler, quien lleva más de tres meses intentando conseguir el «Sold Out». Algunos dirán que la diferencia se debe al precio de las entradas, pero la realidad es que esto va mucho más allá: el nombre del artista es fundamental. Los Guns N’ Roses, por ejemplo, venden entradas mucho más caras, pero llenan los estadios en cuestión de minutos. El Rock ha vuelto con fuerza, reclamando terreno a géneros dominantes como el reguetón y el trap.

Una noche mágica, la primera de muchas para los cuatro chicos de Cartagena. Y así, entre ruido, fuego y energía, los aplausos inundaron un WiZink Center convencido de haber sido testigo de algo único, un eclipse musical.